martes, 10 de marzo de 2015

¿TIENES LUGAR DONDE VIVIR?

"y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo." - Números 35:25

    Como todo en el Antiguo Testamento, también las ciudades de refugio representan una verdad espiritual que favorece al desarrollo de nuestra comprensión de la teología, doctrina y práctica del Nuevo Testamento. Dios dejó sombras que tuvieron su cumplimiento final en la persona de Cristo. 
    Las ciudades de refugio contienen una enseñanza enriquecedora para el alma, puesto que se hallaban destinadas únicamente para proteger a aquel que, siendo homicida sin intención, precisara un lugar a donde huir para no ser alcanzado por quien legalmente podía tomar vida por vida. Toda la congregación de Israel cercana a los acontecimientos, tenía la responsabilidad de proteger al homicida involuntario y colocarlo en lugar seguro. Las ciudades de refugio se ubicaban estratégicamente en todo el territorio de Israel para que nadie sufriera la muerte cuando no lo merecía y pudiera llegar con facilidad a una de ellas amparado por la misma congregación. 
    Una sola cosa garantizaba su permanencia en la ciudad de refugio, y era la vida del sumo sacerdote. Una vez muerto éste, el homicida volvería a su ciudad. La cuenta estaba saldada, no había lugar a demandas en absoluto. Pero, ¿habría temor al salir?, ¿viviría completamente confiado de su deuda saldada? No lo creo. Sin embargo, estas eran las reglas. Quien quisiera vengarse, ya no tendría la cobertura legal puesto que se transformaría en asesino inmediato sin lugar a justificación por sus hechos. Esta era la única garantía para quien salía de nuevo a su heredad. Pero el temor, duraría para siempre.
    ¡Gloria a Dios! Nosotros hemos sido librados del temor de la muerte; hemos sido recibidos en Aquel que es la Eterna Ciudad de Refugio; y no sólo esto sino que en Cristo "tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos" (He. 8:1); "por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos." (He. 7:25). ¡No hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús! Nunca precisaremos salir de la Ciudad de Refugio porque tampoco nunca podremos hacerlo, pues quienes han acudido al Padre por medio de Cristo tienen la garantía del mismo Hijo de Dios: "y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre."(Jn. 10:28-29). Podemos disfrutar de tal Sumo Sacerdote quien vive para siempre y jamás precisaremos acudir a ningún otro medio para asegurar nuestra eterna existencia con él. 
    ¿Tiene tu alma tal seguridad? El vengador de la sangre está siempre a las puerta porque "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (He. 9:27). Si esta es una verdad que te incomoda el alma; huye a la única Ciudad de Refugio de eterna seguridad y al insustituible Sumo Sacerdote que no muere, Cristo Jesús. El mismo que dijo: "al que a mí viene, no le echo fuera." (Jn. 6:37).

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013
    
    


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