"Y después que acabaron de repartir la tierra en heredad por sus territorios, dieron los hijos de Israel heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos; según la palabra de Jehová, le dieron la ciudad que él pidió, Timnat- sera, en el monte de Efraín; y él reedificó la ciudad y habitó en ella." - Josué 19:49-50
Josué; ¡qué ejemplo! Un hombre dedicado completamente al servicio. Sirvió al Señor bajo el liderazgo de Moisés; sirvió al pueblo dirigido por Dios y meditando en la ley de Jehová. Josué, al igual que Caleb, sobrevivió a todos los que salieron de Egipto y que murieron en el desierto por incredulidad; él creyó a Dios y continuó bajo su servicio.
Dirigió las batallas de la conquista; repartió la tierra, enfrentó decisiones duras como en el caso de Acán (cap. 7) y en el caso de los gabaonitas (cap. 9). Vio como su compañero de milicia y único de casi su misma edad, Caleb, recibía su herencia y conquistaba todo lo que Dios le había prometido. Josué se mantuvo fiel en todo momento, nunca se quejó, nunca demandó nada, y siempre fue un hombre fiel entregado para el beneficio de los demás.
Y este hombre fiel, esperó hasta el final para recibir su herencia. Jamás reclamó nada y nunca se apuró sino que dejó todo hasta el tiempo que Dios le daría su porción. Y así fue. ¿Por qué fue tan paciente, benévolo y desinteresado? Dos cosas son notables: Primero, sabía que obtendría lo que le correspondía "según la palabra de Jehová" ¿cómo iba a dudar de lo que el mismo Dios le había prometido? Su confianza, era la voz y la promesa de Dios.
Segundo, Josué podría haber elegido uno de los mejores territorios, y sin embargo dejó a otros el primer lugar. ¿Con qué espíritu hizo esto Josué? Sin duda con el que revelan las palabras del apóstol Pablo "Ninguno busque su propio bien, sino el del otro." (1 Cor. 10:24). La importancia que reviste saber que nada escapa del control de Dios hace que podamos decir con los hijos de Coré, "El nos elegirá nuestras heredades..." (Sal. 47:4). ¿Cuántas veces buscamos los primeros lugares? ¿Cuántas veces deseamos hacer prevalecer "nuestros conocimientos de esto y lo otro"? ¿Cómo es posible que siempre queramos hacer destacar nuestras capacidades y lo que sabemos por encima de los demás?
Josué (Salvador) perfectamente emuló las virtudes de Cristo y que se nos ruega que imitemos. Medita en ello, "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús," (Fil. 2:1-5). Aquí está el espíritu de Josué.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
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