jueves, 5 de marzo de 2015

OJOS QUE VEN, CORAZÓN QUE NO SIENTE


"Dijo el que oyó los dichos de Jehová, y el que sabe la ciencia del Altísimo, el que vio la visión del Omnipotente; caído, pero abiertos los ojos" - Números 24:16

   Una y otra vez, Balaam profetizó la bendición de Dios para el pueblo de Israel a pesar de que Balac, rey de Moab, lo instara a maldecirlo a fin de que dejaran de ser amenaza potencial para su nación. Vez tras vez el vidente providencial indicó verdades sublimes que incluyeron profecías acerca del Mesías venidero. 
   En sus dos últimos oráculos, Balaam se describe a sí mismo como alguien que tiene suficiente afinidad con Dios como para "oír, saber y ver" acerca de su persona y sus planes eternos; pero también se auto-cataloga como alguien "caído, pero abiertos los ojos." Esta era su fatal realidad; un profeta con toda la verdad, pero sin la práctica personal de la misma. Lo único de cierto en su corazón era la codicia de dinero y el amor por el premio de la maldad.
   El puritano Mateo Enrique describió la condición de Balaam y la de todos los profesantes como él, de la siguiente manera: "Un hombre puede estar lleno del conocimiento de Dios y sin embargo hallarse totalmente destituido de la gracia de Dios; puede recibir la verdad a la luz de esta gracia, y sin embargo ser un extraño al amor de ella." Una solemne advertencia.
   Es sin embargo también un motivo de tristeza cuando aquellos que tienen una buena teología y quienes han experimentado el poder de Dios para salvación oyen, saben y ven pero están caídos porque su vida contradice su creencia y se encuentran envanecidos en sus razonamientos. "Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?" (Ro. 2:21-23)
  Con el mismo razonamiento del Espíritu estamos autorizados a decir, "Tú que crees que Dios es santo ¿contemplas impureza? Tú que dices que Cristo amó a la iglesia ¿desatiendes a tu esposa? Tú que valoras que Dios discipline a sus hijos ¿dejas a los tuyos que te griten en la cara y te falten el respeto?" Hay muchos caídos de ojos abiertos que llenan los bancos de nuestras iglesias. Saben, pero no practican. ¿Cómo sirve esto a la iglesia de Cristo? De ninguna manera. Quieren el provecho de la bendición sin la responsabilidad de la obediencia. En estos casos los ojos ven, pero el corazón continua sin sentir.
   Roguemos al Señor que nos permita vivir la verdad de lo que creemos, "Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace." (Stgo. 1:25)

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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