sábado, 14 de marzo de 2015

MANTENIENDO LA PERSPECTIVA

"...¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho. No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos..." - Deuteronomio 9:2-5

    La perspectiva es el arte de dibujar algo simulando la profundidad y efectos de reducción; pero "por analogía, también se llama perspectiva al conjunto de circunstancias que rodean al observador, y que influyen en su percepción o en su juicio" (Wikipedia). Mientras Moisés daba a la joven generación de Israel una repetición de la ley e instrucciones para afrontar los nuevos desafíos en la tierra prometida, los orientó reiteradamente para que tuvieran una proyección de las situaciones que enfrentarían junto con los eventuales razonamientos que surgirían ante cada una de ellas.
    Ante la dura realidad que significaría batallar contra los gigantes anaceos, ellos debían hacer dos cosas. En primer lugar, entender que sería Dios quien se encargaría de destruirlos delante de ellos; lo cual le dejaba a la nación la responsabilidad de deshacerse de sus enemigos inmediatamente. Y en segundo lugar, nunca deberían razonar atribuyendo la victoria a su propia justicia o rectitud de corazón.
    Israel debía entonces mantener una correcta perspectiva para que ninguna cosa inadecuada influyera en su percepción de juicio de las circunstancias que le tocarían vivir. 
    Nuestros corazones son muy dados a la incredulidad ante las primeras apariciones de gigantes espirituales en el horizonte de nuestras vidas, ante los cuales desmayamos en medio de innumerables preguntas y sombríos razonamientos; pero también son sorprendentemente veloces y pecaminosamente elocuentes para atribuirse la gloria de la victoria cuando la prueba ha cesado y los gigantes han sido destruidos.  Así también nosotros perdemos la perspectiva de Dios en todo lo que nos acontece.
    "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" - son las palabras de Pablo a los Corintios (2 Cor. 12:9), y muestran la perspectiva de Pablo ante los gigantes de su vida y, "mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo", también escribiéndole el apóstol a los mismos Corintios (1 Cor. 15:57) indicándoles cuál ha de ser la confesión constante del hijo de Dios cada vez que sale airoso de una batalla espiritual.
    Siempre tenemos que afirmar ambas cosas en el corazón, continuamente hemos de establecer en el alma la convicción de que Jesucristo es el Alfa y la Omega de todas nuestras victorias y que nada es producto de nuestra justicia. Esto es el meollo de una vida transformada, constantemente admitiendo y apreciando la gracia de Dios como fuente única de gozo y avance de la fe. Digamos con el salmista: "Atribuid poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poder está en los cielos." (Sal.68:34).   Esta es la mejor y única perspectiva del alma.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© Copyright Ricardo Daglio - 2013

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