miércoles, 1 de julio de 2015

EN LA VEREDA DE ENFRENTE

"Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia" - Abdías 12

    A menudo cuando ha ocurrido un hecho llamativo ya sea un accidente o alguna otra situación particular en la vía pública, no es fuera de lo común que personas se ubiquen en la vereda de enfrente   para satisfacer la curiosidad por lo acontecido. Espectadores que expresan sus opiniones conforman un público diverso e intruso que en muchos casos no puede ayudar en nada para mejorar la situación. Pero lo que no se admitiría moralmente hablando, es burlarse de la desgracia ajena. Eso es desagradable.
    Cuando Judá fue llevado en cautividad a Babilonia por causa de sus rebeliones e idolatría, era Dios quien estaba ejecutando sus juicios sobre la nación pecadora. Pero Edom, la nación que siempre tuvo prejuicios y enojo contra la descendencia de Jacob desde que éste obtuvo la bendición patriarcal; no solamente disfrutó contemplar la masacre y cautiverio de los judíos en la hora más oscura de la historia hebrea, sino que también se alegró en su pérdida y se jactó de su angustia. No le importó que Israel tuviera un mandato específico de parte de Dios para con Edom, "no aborrecerás al edomita, porque es tu hermano"(Dt. 23:7), ellos guardaron rencor de todas maneras.
    Lamentablemente, algunos que profesan ser creyentes tienen esta misma actitud hacia sus hermanos caídos, disfrutan de su mal momento y ocultan hipócritamente su deleite en conocer y propagar detalles de quienes no están pasando una circunstancia agradable o que han tropezado en su fe, y cuyo pecado ha sido puesto en evidencia. Sin temor de Dios y sin examinar sus propios corazones no dudan tampoco en agitar las aguas para embarrar más aún al hermano en falta. La exhortación del profeta es dura y exacta, "No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto" (v. 13). ¿No demuestra esto tantas veces una conducta similar al levita y al sacerdote de la parábola del buen samaritano en Lucas 10? Claro que sí, la conducta de "viéndole, pasó de largo" 
    Cuando un creyente aprende a ver a otros como es visto por Dios, recordará el consejo de la escritura, "hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado" (Gál. 6:1). Recuerda entonces cruzar la calle y hacer lo que te corresponda; "no te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo" (Pr. 3:27).

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso


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