martes, 28 de julio de 2015

VIAJE DE REGRESO

"Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos" - Salmo 80:7

    Asaf, el autor humano de este salmo no solamente era un sacerdote, era también un profeta. Su visión espiritual es bien conocida debido a sus experiencias plasmadas en otros lugares del salterio hebreo. El fue quien estuvo a punto de resbalar de su fe en salmo 73; oprimido por el enemigo en salmo 74;  agradecido en salmo 75; seguro en salmo 76; confundido y enfermo espiritualmente en salmo 77; recordando en salmo 78; afligido en salmo 79; reprensor en salmo 81; amonestador en salmo 82 e intercesor en salmo 83.
   Pero aquí, en salmo 80, el sacerdote Asaf se encuentra necesitado junto a toda la nación de Israel, de "un viaje de regreso". Es que la repetición en este salmo en tres ocasiones de su ruego por una restauración (3,7,19), indican su más profundo anhelo. Cuando él hizo esta oración, en las tres oportunidades utilizó un verbo hebreo ("shub") que significa básicamente, "volver al punto de partida". No cabe duda que comprendía que una correcta condición espiritual es aquella que no se queda a mitad de camino en lo que concierne a un andar en obediencia. 
   En búsqueda de restauración Asaf sabía que el único factor que haría posible el acontecimiento espiritual de salvación para la nación sería la iluminación de Dios y por eso ruega por un resplandor de su rostro. Su rey, David, lo había expresado bien en su teología de avivamiento espiritual cuando dijo: "Porque contigo está el manantial de vida, en tu luz veremos la luz" (Sal. 36:9). Ningún razonamiento, inteligencia y sabiduría humana será capaz de revelar la verdadera condición del corazón como lo hace el Espíritu Santo por medio de las escrituras. ¡Cuán distinto es lo que vemos en nosotros cuando Dios ilumina el alma, que lo que vemos nosotros cuando nos alumbramos con ideas preconcebidas o la comparación de las vidas de otros! 
    Cuando el cielo oye que nuestras almas claman por la luz de Dios acerca de una restauración, es que se conoce que deseamos volver al punto de partida, "me levantaré e iré a mi padre..." (Lc. 15:18a) es el camino de regreso. El hijo pródigo no se paró a mitad de camino, fue derecho al punto de partida. "Recuerda, por tanto, de dónde has caído" le dijo Jesús a la iglesia de Efeso (Ap. 2:5). Más a menudo precisamos una oración como la de Asaf, más seguido precisamos luz divina que penetra en la oscuridad de nuestra propia luz corrompida. 

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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