domingo, 5 de julio de 2015

ENSEÑADO PERO NO PERSUADIDO


"Y Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehová todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiada"... "Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá y ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó. Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre Judá y Jerusalén por este su pecado. Y les envió profetas para que los volviesen a Jehová, los cuales les amonestaron; mas ellos no los escucharon." 2 Reyes 12:2; 2 Crónicas 24:17-19

    El rey Joás dijo amén siempre a todo lo que el sacerdote Joiada le enseñó. Con toda probabilidad no solamente lo vio como el sacerdote sino como un padre. El y su esposa Josaba fueron quienes lo protegieron de una muerte segura a manos de su abuela Atalía. Llegó al trono con sólo siete años luego de estar escondido durante 6 en la casa de Jehová. ¿Cómo no habría de seguir de cerca y escuchar y obedecer al hombre que le formó desde pequeño? En toda su vida, Joiada no vio un milímetro de inconsistencia en la vida del joven rey. Inclusive, Joás fue el precursor de la restauración del templo, venido abajo por la impiedad con que su abuela lo trató con toda la inmundicia del culto a Baal. Todo un ejemplo en el trono y en el celo por Dios. 
    Sin embargo, es triste leerlo aunque instructivo por cierto; Joás tenía un oído para el hombre, pero no para Dios. Escuchó a Joiada y siguió sus instrucciones y dirección, y cuando éste murió, oyó a los príncipes y desamparó el mismo templo que había restaurado con tanta pasión externa. Pero cuando se trató de escuchar a los profetas enviados por Dios, su oído se cerró y mostró la verdad de su corazón. Joás resultó ser un hombre enseñado en el temor de Dios, pero jamás persuadido acerca del mismo. La historia bíblica relata su triste final: Fue asesinado en su propio lecho por dos siervos suyos, un amonita y un moabita.
    Las consecuencias para todos aquellos que frecuentan la verdad de la Palabra Dios pero que no  están persuadidos de ella, siempre son tristes y fatales. Piensa en todo lo que escuchas en la iglesia y lees en tu Biblia pero que no has guardado en tu corazón con sinceridad. Sabes que los designios de la carne son enemistad contra Dios, puedes señalar una decena de versículos que así lo confirman; sabes que el primer día de la semana es para honrar al Señor; sabes que debes pensar en lo que es justo, puro, amable, virtuoso, de buen nombre; sabes que la mundanalidad es un asunto de actitud más que de actividad. Sabes cada una de estas cosas con fundamento bíblico y todo, pero no estás persuadido. Siempre tienes un "pero" en los labios y en tus razonamientos con los cuales justificar tu inconsistencia. Quizá Joás fue así y Joiada nunca lo supo, pero al final el corazón mostró su verdadera cara. 
    Es tiempo de examinar lo más profundo de tu alma y recordar entonces las palabras de Pablo a Timoteo expresadas con tanta seriedad, "Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús" (2 Ti. 3:14-15).

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
   

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