"Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria, estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén." - Isaías 37:21-22
En la mayoría de los países de América Latina, el "lero - lero" se conoce como una expresión verbal de burla infantil que un niño hace y que acompaña con el movimiento de las palmas de sus manos apoyadas con sus pulgares en las sienes y hacia adelante, especialmente en momentos de juegos de corridas y afines. Bastante jocosa en verdad pero también sumamente clara: "¡No puedes hacerme nada, lero, lero!"
Cuando el rey Ezequías experimentó la invasión asiria a Jerusalén, durante el sitio de la ciudad en dos oportunidades tuvo que soportar las injurias de Senaquerib rey de Asiria quien se mofaba de su poder a la vez que menospreciaba a Dios con sus palabras. En la primera ocasión el blasfemo tirano emitió sus amenazas verbalmente y el rey Ezequías hizo saber al profeta Isaías acerca de esta ignominia sufrida, a lo cual Dios respondió: "No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria" (Is. 37:6). Pero en la segunda oportunidad el rey asirio envió cartas a Ezequías insultando y dando un ultimátum severo. Ahora, el piadoso rey de Judá buscó a Dios personalmente: "Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová. Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente."(37:14-17)
La respuesta de Dios no se hizo esperar y nuestro texto de hoy nos dice cómo veía a su pueblo frente a las amenazas de Asiria; pues haciéndole un "lero, lero". Así de simple. ¿Cuál era la verdadera razón de esta expresión de la hija de Sión contra el rey asirio? ¿Era acaso su confianza en su propia fidelidad? Claro que no, ellos había sido infieles e idólatras. ¿Entonces? He aquí la razón: "¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel." (37:23). Toda acusación contra el pueblo de Dios de parte del enemigo, es una burla contra Dios.
Ezequías ahora tenía razones para confiar y burlarse del asedio del enemigo: Dios estaba siendo blasfemado y no sería pasado por alto. Ten presente, lector, que si tu eres un hijo de Dios y cual el rey de Judá humillas tu corazón en momentos de pruebas y adversidad, entonces la palabra de Dios te garantiza que puedes burlarte con temor de estas amenazas; tu seguridad se halla en la victoria de Cristo en la cruz, y esta es la razón por la que puedes apropiarte de la fabulosa promesa hecha en el Nuevo Testamento: "Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies" (Ro. 16:20). Sólo anhela la gloria de Dios, sólo sufre por su nombre deshonrado, el resto es responsabilidad suya. No se trata de ti, sino de la gloria de Dios. Un "lero-lero" al enemigo sólo es adecuado bajo estas circunstancias.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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