"Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes." - Isaías 16:6
Cuando Isaías pronunció estas palabras contra Moab, lo hizo en el contexto de los oráculos de juicio contra todas las naciones vecinas de Israel y que se llevaría a cabo por mano de Asiria. Las naciones paganas tenían una tremenda acumulación de idolatría, impiedad y pecado; pero Moab, nación que descendía de Lot el sobrino de Abraham, tenía un plus: Soberbia, arrogancia, altivez y mentira publicada.
Se acrecienta la magnitud de juicio sobre quienes de alguna manera poseen conocimiento de la verdad, y Moab seguramente lo tenía por su lejana relación familiar con Israel. Moab era soberbio. "Pues bien -alguien dirá- todos somos orgullosos en alguna manera." Es cierto, pero el caso de esta nación al igual que otros también es que ellos no lo disimulaban sino que lo habían hecho público, de allí que Isaías dijera: "lo hemos oído".
Esta clase de arrogancia siempre está a la espera de una pronta manifestación de disciplina divina ya que es aborrecible para Dios. A menudo vemos personas que no tienen reparo en publicar su soberbia, altivez y arrogancia; individuos que siempre tienen la última palabra, la mejor idea, el más excelente razonamiento; y cuando esto ocurre dentro del seno de la iglesia es aún más triste y pavoroso.
Es que la única vez que Jesucristo dijo "aprended de mí" fue para hablar de su mansedumbre y humildad (Mt. 11:29) y porque justamente, es esta una de las características fundamentales que sostienen la unidad de la iglesia, como lo enseña Pablo: "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre,"... (Ef. 4:1-2a)
Es que la única vez que Jesucristo dijo "aprended de mí" fue para hablar de su mansedumbre y humildad (Mt. 11:29) y porque justamente, es esta una de las características fundamentales que sostienen la unidad de la iglesia, como lo enseña Pablo: "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre,"... (Ef. 4:1-2a)
Recuerda, como Moab, no hay firmeza en la soberbia sino absoluta debilidad ya que desafiar al Dios humilde es insano y devastador para el alma. ¿Tienes fama de altivo? ¿Es pública la actitud soberbia de tu personalidad? Pues toma nota de esto, no pasará mucho tiempo antes que el quebrantamiento sea tu comida y la humillación tu cama; Dios no admite rivales y menos aún malos ejemplos en su iglesia.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, mate y oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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