"En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad" - Isaías 63:9
He aquí la verdadera esencia de la relación de Dios con sus hijos. Isaías hizo un repaso de las distintas vicisitudes por las que Israel atravesó solamente para confesar que nunca Dios los había desamparado, pero más aún y es que jamás había dejado de identificarse con ellos. Cada vez que ellos fueron angustiados, Dios se angustió con ellos. Las tristezas de la nación estaban mezcladas con distintas circunstancias y situaciones que incluían angustias como consecuencia de sus pecados; sin embargo, la angustia de Dios por ellos estaba exenta de cualquier impiedad.
Es una de las artimañas más frecuentes de Satanás el procurar colocar en el corazón de creyente la concepción de un pensamiento de abandono y castigo cínico de parte de Dios por cualquier pecado cometido cuando las consecuencias del mismo son inevitables. De la misma manera, cuando las pruebas que perfeccionan al hijo de Dios se suceden una tras otra, el enemigo de las almas susurra al oído la chance de que el Padre celestial no esté interesado en ese tipo de angustias por las que atraviesa. Pero la palabra de Dios neutraliza estos dardos de fuego no tan solo reiterándonos vez tras vez que Dios jamás abandona a los suyos sino que también sabe exactamente cómo se sienten sus hijos en los momentos de mayor angustia. El sustantivo "angustia" posee en el hebreo más que una connotación espiritual, también incluye una turbación sicológica y emocional; y es bueno saber que Dios tiene conocimiento de todo esto de manera integral en sus hijos.
Es tan excelente y específico el mensaje que el profeta Isaías quiere comunicar, que utilizó una expresión única en toda la escritura para referirse a la comprensión que Dios posee de las angustias de sus hijos; él habla de "el ángel de su faz" y que se refiere a la misma presencia de Dios y es también una referencia al Señor Jesucristo en el antiguo testamento. Glorioso sin duda alguna, porque al leer los evangelios y el nuevo testamento adquirimos una visión más profunda y más majestuosa de cómo es que Dios se angustia con nosotros. Es que él no solamente va con nosotros en las pruebas, "cuando pases por las aguas, yo estaré contigo" (Is. 43:2), sino que sabe cómo nos sentimos y simpatiza con nosotros a la perfección, "pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados"... "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (He. 2:18, 4:15).
Hoy debería ser un día en que agradeces a Dios porque sabe muy bien cómo sufres o te angustias para que ceses de decir por todos lados "nadie me entiende", y comiences a apreciar cómo Dios sí lo hace y cómo prepara los dos ingredientes que utilizará para ayudarte: Amor y Clemencia. Bendito Salvador tenemos, el "varón de dolores, experimentado en quebranto" (Is. 53:3)
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
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