"Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento" - Isaías 53:10a
Esta es una extraña y a la vez sublime declaración de la escritura. Se halla en el capítulo 53 de Isaías que es por lejos, una de las profecías más concretas y exactas acerca de los sufrimientos futuros del Mesías para expiar y perdonar el pecado de su pueblo. La humillación y exaltación, el sufrimiento y la gloria, son palabras claves en el tema de esta profecía.
Al leer el versículo 10, uno no puede más que considerar la profundidad de su implicación, porque representa un acto voluntario de Dios que expresa concretamente su deseo con relación a su Hijo en la expresión "quiso quebrantarlo". Recuerda lector, que Dios no hace nada forzado o bajo presión; ningún acontecimiento o circunstancia hace que él deba mover su mano y ejecutar su obra de manera no prevista o considerada con anterioridad. Dios nunca tiene que cambiar sus planes o realizar una tarea como resultado de algo que no había tenido en cuenta. El jamás tuvo que decidir su curso de acción porque las cosas no le salieron como lo había planeado. "Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos" (Sal. 135:6). "Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho" (Sal. 115:3).
Es decir que este deseo de Dios es a la vez un misterio de Dios porque un deseo conlleva la idea de un deleite o placer. El Padre no se deleitó en ver a su Hijo sufrir de por sí; y no obstante sí lo hizo al considerar los resultados que obtuvo con su sacrificio: Eterna salvación para los que en él confían. El error más común en lo que respecta a la comprensión de la redención radica en pensar que el sacrificio de Cristo fue en primer lugar para salvar a los pecadores. No es así; el sacrifico de Cristo tuvo como prioridad satisfacer las demandas de la justicia de Dios y agradarle a él en primer lugar. Es la obtención de ambas cosas en el calvario lo que permite al hombre tener la esperanza del perdón de pecados.
Si Dios no hubiera quedado satisfecho, ningún pecador hubiera sido perdonado. Isaías 53 no habla de nosotros pecadores, habla de Cristo hecho pecado por nosotros; habla del Padre sujetando a su Hijo al padecimiento, de su justicia totalmente satisfecha y de una victoria absolutamente completa y definitiva por medio de los sufrimientos jamás imaginados. Revisa tu teología, sé coherente con la escritura y considera cómo lo que Dios desea es un tema central en la Biblia. Su deseo hizo posible que tú y yo tengamos hoy la oportunidad de obtener el perdón.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
Esta es una extraña y a la vez sublime declaración de la escritura. Se halla en el capítulo 53 de Isaías que es por lejos, una de las profecías más concretas y exactas acerca de los sufrimientos futuros del Mesías para expiar y perdonar el pecado de su pueblo. La humillación y exaltación, el sufrimiento y la gloria, son palabras claves en el tema de esta profecía.
Al leer el versículo 10, uno no puede más que considerar la profundidad de su implicación, porque representa un acto voluntario de Dios que expresa concretamente su deseo con relación a su Hijo en la expresión "quiso quebrantarlo". Recuerda lector, que Dios no hace nada forzado o bajo presión; ningún acontecimiento o circunstancia hace que él deba mover su mano y ejecutar su obra de manera no prevista o considerada con anterioridad. Dios nunca tiene que cambiar sus planes o realizar una tarea como resultado de algo que no había tenido en cuenta. El jamás tuvo que decidir su curso de acción porque las cosas no le salieron como lo había planeado. "Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos" (Sal. 135:6). "Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho" (Sal. 115:3).
Es decir que este deseo de Dios es a la vez un misterio de Dios porque un deseo conlleva la idea de un deleite o placer. El Padre no se deleitó en ver a su Hijo sufrir de por sí; y no obstante sí lo hizo al considerar los resultados que obtuvo con su sacrificio: Eterna salvación para los que en él confían. El error más común en lo que respecta a la comprensión de la redención radica en pensar que el sacrificio de Cristo fue en primer lugar para salvar a los pecadores. No es así; el sacrifico de Cristo tuvo como prioridad satisfacer las demandas de la justicia de Dios y agradarle a él en primer lugar. Es la obtención de ambas cosas en el calvario lo que permite al hombre tener la esperanza del perdón de pecados.
Si Dios no hubiera quedado satisfecho, ningún pecador hubiera sido perdonado. Isaías 53 no habla de nosotros pecadores, habla de Cristo hecho pecado por nosotros; habla del Padre sujetando a su Hijo al padecimiento, de su justicia totalmente satisfecha y de una victoria absolutamente completa y definitiva por medio de los sufrimientos jamás imaginados. Revisa tu teología, sé coherente con la escritura y considera cómo lo que Dios desea es un tema central en la Biblia. Su deseo hizo posible que tú y yo tengamos hoy la oportunidad de obtener el perdón.
¡Dios te bendiga!
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