martes, 7 de julio de 2015

QUE NO TE MUERDA EL PERRO

"Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová"... "Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave"..."Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado". - Jonás 1:3-4, 9-10

    Jonás lo confesó; uno puede imaginarlo en la cubierta del barco tomado de alguna amarra o soga con una mano y con la otra haciendo acústica sobre su mejilla y gritándole al capitán, ambos empapados por la tormenta y con un fuerte viento soplando, "¡Que soy hebreo y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra!" A duras penas regresando luego el capitán con los marineros y todos haciendo la misma pregunta "¿Por qué nos has hecho esto?"
    A través de su obstinación y rebeldía, el profeta de Gat-hefer nos deja una lección sobre la manera en que obra el temor de Dios en los creyentes desobedientes. Mientras la voz de Dios, su presencia, es el deleite del cristiano, entonces "el temor de Jehová es limpio" (Sal. 19:9a) para su propia experiencia, más cuando la conducta emula a la de Jonás, entonces el temor de Jehová se transforma en una seria tempestad para el alma. Es como esos grandes perros que son juguetones mientras estás con ellos, pero una vez que sales corriendo de su lado te persiguen buscando morder tus talones. Esto ocurrió con el hijo de Amitai, su rechazo a obedecer la voluntad de Dios le transformó de ser un siervo adorador a ser un rebelde perseguido a quien su Señor no le dio tregua alguna.
    Huir de la voz de Dios que se refleja en su palabra es sinónimo de huir de su presencia, como lo hizo Jonás y como lo hizo la primer pareja de este planeta "Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto" (Gn. 3:8). 
    Fácilmente los creyentes olvidan lo que la Biblia enseña sobre esto, "en el temor de Jehová está la fuerte confianza" (Pr. 14:26). Una confianza que se disipa y desaparece cuando hacemos nuestra propia voluntad dejando de escuchar las escrituras ya sea en nuestro hogar, o en la iglesia cuando nos ausentamos o estando presentes pero pensando en otra cosa. Lo que antes era deleite, se transforma en una permanente seguidilla de eventos providencialmente ordenados por Dios para hacer que sus hijos vuelvan sus pasos a su palabra. Entonces, como Jonás en el vientre del gran pez en capítulo dos, puede que oren también recordando la invitación del salmista "Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré" (Sal. 34:11). Lector, mantén tu corazón cerca del Señor y no dilates la obediencia que se requiere. Disfruta del temor de Dios y no malgastes tu tiempo ni tus dones. Jonás pagó un precio alto por su actitud; su ejemplo es suficiente, no hace falta repetir su historia.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, mate y oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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