lunes, 20 de julio de 2015

SEJUELA

"Devoraron extraños su fuerza, y él no lo supo; y aun canas le han cubierto, y él no lo supo" - Oseas 7:9

    Es casi seguro que todos hemos tenido la oportunidad de hojear un álbum de fotografías que contenía registros de años anteriores con familiares, amigos y diversos recurerdos. Sin lugar a dudas, la expresión más recurrente en estas ocasiones es: "¡Mira cómo has cambiado!" o "¡Qué canoso está fulano!" o también, "A este le agarró la enfermedad de la Sejuela - ¡Se Jué la Juventud!"... y tantas otras cosas que se dicen jocosamente y no tanto también.
     Es que una imagen del pasado nos coloca los pies sobre la tierra  rápidamente en lo que respecta a los cambios que físicamente hemos experimentado. No hay nada que discutir; cambiamos y no percibimos los cambios; arrugas, canas, ojeras, etc. Así es la vida.
    Tener cambios físicos y no darse cuenta no es para nada peligroso como tener cambios espirituales, decadencia del alma y ser imperceptibles a ello. Pues esto es lo que pasó con Israel y el profeta Oseas lo ilustró a través de la figura de la extinción de la fuerza y la aparición de las canas, aunque con absoluta ignorancia por parte del pueblo mientras que todas las naciones vecinas se daban cuenta de la rápida decadencia de ellos. Como con las fotos, los que no nos han visto por mucho tiempo y se dan cuenta inmediatamente que nos ven cuánto hemos cambiado, también con la defección del corazón son los de afuera los que ven más claramente cuánto hemos decaído. 
    Esta es una tragedia muy lamentable para cualquier alma cuando el tiempo y las oportunidades pasan y es tarde para hacer lo que no se hizo en su momento. G. Campbell Morgan lo dijo de esta manera: "Señales de decadencia, que se hacen patentes para otros, están ocultas a nuestros ojos; y asi seguimos y seguimos y seguimos, victimas de la menguante fuerza, volviéndonos espiritual y moralmente degenerados sin saberlo.  Estamos ciegos a las señales que son evidentes para otros que nos observan. No existe condición más peligrosa para nuestra alma que la que demuestra una inconsciente decadencia." 
    Piensa en este día, mírate en el espejo de la Palabra de Dios y observa si te han aparecido las canas de la vejez del alma y el deterioro en la fortaleza del corazón. ¿Ya no te ocupas en leer tu Biblia? ¿No te congregas con la continuidad de antes? ¿Estás más involucrado con los amigos del trabajo, cenas, tertulias y socialización que lo que estás con los hermanos de tu iglesia? ¿Cuánto hace que otros no oyen de tus labios el mensaje del evangelio de Cristo? No descuides más tu andar con Dios. Tómate una fotografía del alma más a menudo.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso


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