lunes, 26 de octubre de 2015

EL MEJOR ANTIPOLILLAS

"No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" - Lucas 12:32-34

    Naturalmente tenemos la tendencia a acumular cosas y poner la atención y la preocupación en todo aquello que los sentidos nos llevan a considerar como lo que tiene valor y que alimenta la felicidad. Pero las cosas solamente producen ansiedad cuando vivimos para el mundo equivocado; y también temor, que es lo que los discípulos sentían al momento que Jesús les dio estas lecciones "No temáis" - les dijo- indicando que frente a las necesidades diarias y a los bienes materiales que no siempre están a disposición, el corazón naturalmente se inclina hacia una actitud mental temerosa y ansiosa. No solamente Dios conoce las necesidades sino que también sabe que lo que pretendemos atesorar es propenso a ser devorado y a desaparecer de la misma manera que todos los elementos que una polilla engulle ávidamente. Lo olvidamos más a menudo de lo que estamos dispuestos a reconocer.
    Cuanto más tienes, tanto más te preocupas, tanto más lugar necesitas y tanto más cuidado hace falta. El problema no es tener cosas, el problema es justamente que vivimos en el mundo equivocado y de la manera equivocada, "donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón." Pero ¿cuáles son las bolsas que no envejecen, el tesoro que no se agota, el lugar donde no llega el ladrón ni la polilla puede destruir? Son las promesas inmutables que Dios mismo ha dado a sus hijos; vida eterna (Jn. 3:16); amor inseparable (Ro. 8:39); una herencia incorruptible (1 Pe. 1:4-5) y muchísimas más que el Nuevo Testamento garantiza que tienen. 
    Pero también el reino que Dios ha dado a sus hijos es un banco de inversiones permanentes donde pueden hacer depósitos continuamente, dando de lo que tienen para la extensión del reino de los cielos, proveyendo para las necesidades de otros no solamente con dinero, sino con tiempo, amor, preocupación, ayuda, consejos y compartiendo el evangelio de Cristo. Todo esto no tiene comparación con nada que este mundo pueda ofrecer, y posee la cualidad de no envejecer ni echarse a perder. ¿Cómo estás invirtiendo? Mira de cuántas cosas estás rodeado. ¿Qué de todo el afán que vives a diario y que está consumiendo tus fuerzas espirituales, mentales y emocionales? Es momento de cambiar de banco, tiempo para evitar la polilla y poner el corazón en el lugar donde el tesoro no perece. 

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

No hay comentarios :

Publicar un comentario