"Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" - Juan 1:16-17
Si tienes o has tenido la dicha de vivir cerca de un río seguramente disfrutas de algún punto en especial donde puedes sentarte a contemplar el avance de su caudal. Una y otra vez es posible volver al mismo lugar para encontrar las aguas que allí adornan el paisaje de una forma única; el río siempre está en su cauce y jamás desaparece de la escena. A simple vista no hay cambios de un día para otro pero la verdad es que el agua que hoy ves correr no es la misma que viste ayer o que verás mañana, y sin embargo siempre es el mismo río, su plenitud no tiene fin.
Cuando Juan habló de la venida de Cristo y su favor para con los pecadores, lo identificó también como la fuente abundante e inagotable de gracia renovada; "gracia sobre gracia". Esto es, un continuo, permanente e ilimitado manantial de gracia para los hijos de Dios desde el momento de la conversión y a través de toda su vida cristiana. El es el mismo siempre; no hay sombra de variación en el Señor Jesucristo, y como el río que siempre vemos igual pero cuyas aguas no son las mismas hoy que las que vimos ayer; también el Salvador es el mismo pero su gracia y provisión es nueva cada mañana. Es la misma Biblia, los mismos libros, las mismas historias; pero la gracia que surge de la comunión con él a través de ella es absolutamente nueva en cada instante.
Algunas porciones de la escritura nos refrescarán la memoria, "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad" (Col. 2:9-10); "por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes" (Ro. 5:2); "para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús" (Ef. 2:7); "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Cor. 12:9). La ley de Moisés nos dice: "Haz esto" día a día; pero la gracia de Jesucristo nos dice: "Hecho está" día por día. Podemos beber agua nueva del mismo río todos los días y en el mismo lugar. ¿Estás aprovechando esta provisión? ¿Ves la renovación del alma día por día cuando meditas en la persona del Hijo de Dios? Si insistes en quedarte en la ciudad para saciarte de tus propias fuerzas, vas a salir derrotado; pero si vas al río de su gracia diariamente vas a ser victorioso siempre, no lo olvides. Regresa cuantas veces quieras, el río es el mismo, pero el agua está renovada.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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