"Entonces él les dijo:¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" - Lucas 2:49
No era cualquier adolescente al que estaban buscando sus padres, era el Hijo de Dios; sus padres eran meros custodios del don de Dios para el hombre. Tampoco estaba perdido y no les había faltado en absoluto; una falta era imposible de encontrar porque este era un joven impecable, era tres veces santo. La verdad es que José y María buscaban a Jesús como naturalmente cualquier padre busca a un hijo que se le ha perdido, pero no podían responder a la pregunta que él les hizo "¿Por qué me buscáis?" La pregunta de Jesús es una amorosa reprensión a ellos, llena de respeto pero indicando claramente que sus objetivos eran totalmente distintos a los de él; lo cual fue confirmado a través de la segunda pregunta "¿No sabíais...?"
Pero ellos tuvieron una respuesta natural y esperada "Mas ellos no entendieron las palabras que les habló" (v. 50). Sus prioridades no eran las de Jesús y ellos lo ignoraban. El tenía prioridades eternas, preparadas desde antes de la fundación del mundo y ejecutadas desde temprana edad, honrando a su Padre en todo lo que hacía. No es sorpresa descubrir que si los mismos que participaron en el milagro de la encarnación del Hijo de Dios, sus propios padres terrenales, fallaron en comprender la labor de Jesús; también muchos creyentes carecen del discernimiento para apreciar la obra de Dios y el valor que tiene una relación personal por sobre lo intrascendente de este mundo impío.
Sin embargo, la misma palabra de Dios en distintos lugares vuelve a recordarnos que como su pueblo tenemos que ser exhortados a recuperar la perspectiva de las prioridades que realmente importan; que son las que tienen que ver con los negocios del Padre. "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios" (Col. 3:2-3); "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Jn. 2:15); "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente" (Tito 2:11-12)
No es ninguna exageración y es completamente justificado que el Espíritu de Dios haga eco de las palabras de Cristo a José y María y las aplique a nosotros "¿No sabías que en los negocios de tu Padre has sido llamado a estar? ¿Acaso no has sido llamado a realizar las buenas obras que de antemano Dios preparó para que anduvieras en ellas?" (Ef. 2:10) Jesús, como un adolescente de doce años dejó para nosotros un principio ejemplar sobre las verdaderas prioridades, las que interesan y que tienen que ver con el Padre y que por ende, son eternas.
¡Dios te bendiga!
-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso
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